La Muy Noble y Leal Villa de la Orotava está situada al norte de la isla de Tenerife.
El municipio ocupa una parte del Valle de La Orotava, en las faldas del Teide. En este valle también se encuentran los municipios de Puerto de la Cruz y de Los Realejos.
Su casco histórico alberga un rico y diverso patrimonio arquitectónico que ha sido declarado Conjunto Histórico Artístico.
Antes denominada como Plaza de la Alameda. Es conocida entre los villeros como Plaza del Quiosco o Plaza Anita por el quiosco que existe en su centro.
Es la obra más representativa del barroco canario. Sus dos campanarios gemelos de 24 metros de altura y su cúpula, son símbolos del paisaje orotavense.
La Casa de los Balcones del año 1632 es un edificio emblemático de la Isla de Tenerife por los balcones canarios que adornan su majestuosa fachada y por su patio interior rico en maderas talladas únicas. En esta casa se ofrece una gran variedad de productos típicos artesanos canarios, como calados, bordados, cerámicas y trajes típicos. Además puede visitarse un museo de usos y costumbres cuya entrada cuesta 1’5 €.
Estos jardines se encuentran junto a la Casa de los Marqueses de La Quinta Roja del siglo XVIII y fueron diseñados para albergar el mausoleo de Don Diego de Ponte, Marqués de la Quinta Roja al que por ser reconocido masón de la Gran Logia Taor se le negó la sepultura en el cementerio de la villa.
Su madre Doña Sebastiana de Castillo ordenó al artista neoclásico Adolph Coquet la construcción del mausoleo que fue íntegramente diseñado y construido en Francia con mármol de Lyon.
Los jardines presentan una estructura escalonada en terrazas que aprovecha la pendiente del terreno. Están surcados de caminos que trazan un dibujo que representa los canales energéticos o «chakras», propios de la cultura oriental y asumidos por la masonería.
El mirador de Humboldt en La Orotava ofrece una espectacular vista panorámica de todo el Valle de La Orotava. Debe su nombre al geógrafo y naturalista alemán Alexander Von Humboldt quien según cuenta la leyenda al contemplar el valle se arrodilló y alabó su paisaje y vegetación.