Guía turística de Tenerife, la isla de la eterna primavera
Guía turística de Tenerife, la isla de la eterna primavera
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Clima de Tenerife

La situación geográfica de Tenerife, su orografía dominada por los 3.718 metros de altura del Teide y la influencia de factores favorables sobre la isla como la caricia constante de los vientos alisios hacen que Tenerife mantenga unas temperaturas medias agradables durante todo el año que oscilan entre veinte y veinticuatro grados. No hace frío en invierno y tampoco hace mucho calor en verano, por lo que suele decirse que Tenerife sólo tiene dos estaciones: primavera suave y primavera cálida. Esta es la razón de que a Tenerife se la conozca internacionalmente como «la isla de la eterna primavera».

Las precipitaciones se concentran en la vertiente Norte de la isla. En la zona costera, más baja, las lluvias son escasas e irregulares. En las zonas medias las precipitaciones pueden llegar a los 800-1000 litros/m2/año por influencia de los constantes vientos alisios y el estancamiento del mar de nubes que aporta una gran humedad ambiental y un considerable volumen de agua. En la zonas más altas los vientos alisios dejan de hacer efecto, descendiendo las precipitaciones en comparación con las zonas medias, en torno a los 400 litros/m2/año que en algunos casos pueden presentarse en forma de nieve.
En el Sur las precipitaciones se reducen bastante a consecuencia de la desaparición del mar de nubes.


EL MAR DE NUBES

Los vientos dominantes en las Islas Canarias son los «alisios», vientos muy constantes que soplan desde el nordeste de forma casi permanente con una velocidad regular de entre 20 y 22 kilómetros/hora. Los alisios llegan a las islas tras un largo recorrido marítimo, cargados de humedad, formando una capa de nubes (estratocúmulos) desde los 500 hasta los 1500 metros que queda retenida en la vertiente norte de las montañas de altura superior a los 1500 metros, constituyendo el fenómeno natural denominado «mar de nubes».
Los alisios presentan una estratificación en dos capas, una baja y húmeda («mar de nubes») y otra alta y seca. Esta circunstancia genera una inversión térmica que impide el ascenso del «mar de nubes».
El «mar de nubes» aporta una humedad constante produciendo fenómenos de neblina y de «lluvia horizontal» y favorece el desarrollo de formaciones boscosas de laurisilva.
Por encima del «mar de nubes» la visibilidad es excelente lo que permite disfrutar de un impresionante espectáculo visual.

LLUVIA HORIZONTAL

El «mar de nubes» forma una capa de elevado índice de humedad que puede llegar al 100% sin provocar precipitaciones. Es lo que se denomina «lluvia horizontal».


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